La inconografía erótica románica, –tanto la que refleja sin enmascarar actos sexuales explícitos–, como la descalificada como «Bestiaro» –con sentido sexual-metafórico–, muestran gran fealdad, pero no por ello dejó de impactar profundamente en todas las producciones humanas.
Su osadía provocó cambios afortunados, que contrarrestaron la aberrante represión sexual ejercida por los eclesiásticos cristianos, lo que contribuyó a cumplir con el deseo transformador templario y que supuso el principal motor de sus vidas: ejercer un efecto liberalizador en las conciencias de los contempladores e impulsar su libertad sexual.
Y gracias a ello, los occidentales de la cristiandad, 900 años después, pueden disfrutar de su derecho biológico a la libre gratificación sexual como Derecho Humano Universal a respetar.
¡Gracias Caballeros y Damas del Temple, por legar a la posteridad tantas escenas sexuales y tantos monstruitos simbólicos, que nos han proporcionado la oportunidad y el derecho a disfrutar de libertad sexual!
Autora: F. Martín-Cano Abreu
Estudió Ingeniería y Psicología. Empezó a investigar sobre la Prehistoria en los años 90’, al preparar unas conferencias sobre “Mujeres escultoras de todos los tiempos” y “La Imagen Femenina en la Escultura”, encargada por el Instituto de la Mujer.
Tras leer numerosos libros de (Pre) Historia de la Humanidad y del Arte Universal, descubrió las constantes manipulaciones de género que las autoridades prehistóricas, incluidas las feministas, han cometido durante cien años, al presentar como masculinas, obvias representaciones ginemorfas. De ahí que ilógicamente hayan considerado que la mujer estaba muy poco representada en el arte, y que el papel femenino en la sociedad estaba subordinada a un varón.
Al querer saber cómo se comportarían en realidad nuestras ancestras, se dedicó a leer todo lo publicado sobre: Arqueología de la Prehistoria, Antropología, Etnografía, Etología, Biología, Psicología, Sexología, Mitología, Religión, Astronomía…
ISBN: 978-84-18924-11-8